Tengo que confesar que este post lo estoy escribiendo después de una conversación profunda con ChatGPT. Resulta que me puse a probar el prompt viral de pedirle a ChatGPT que haga un psicoanálisis de mí misma, y me dijo algo que me recordó miles de conversaciones que he tenido con muchos founders. Básicamente, la conclusión de GPT sobre mí fue: “No le tienes miedo al fracaso. Le tienes más miedo al vacío que puede venir incluso después del éxito. Porque si logras todo, si alcanzas lo que te propusiste… ¿qué queda? ¿Quién eres cuando no hay más montañas que escalar?”.
Admito que me da algo de pena publicar esto, pero la verdad es que ChatGPT lo hizo muy bien, pues resumió cientos de conversaciones que he tenido con emprendedores alrededor del fracaso y el éxito. Como todos sabemos, el fracaso es inherente al emprendimiento; por algo más del 90 % de los emprendedores fracasan en el camino de construir su negocio. Sin embargo, hay algo de lo que poco se habla porque pocos lo logran: las consecuencias del éxito.
Hace unos días hablaba con un founder que vendió su compañía recientemente y estaba volviendo a emprender, pero esta vez quería hacer algo diferente: tener tiempo con su familia. Una conversación trivial como esta con un emprendedor suele estar cargada de arrepentimientos sobre el balance, y es que, la verdad, poder descifrar cómo emprender sin perder los espacios personales es de las cosas más difíciles. El otro día nos reíamos en la oficina de los gurús que andan diciendo las claves de cómo lograr este balance, algunos afirmando que lo único que se necesita es tener más días dentro de un mismo día, o sea, trabajar en franjas más cortas y hacer todo lo demás en franjas más cortas para tener dos jornadas en un solo día.
Todo esto suena ridículo, pero si tiene tantos likes y tantas personas intentando responderse la misma pregunta, es porque definitivamente llegar al éxito con nuestros sueños requiere demasiado esfuerzo, y el esfuerzo implica tradeoffs y sacrificios. Ahora, el miedo a tener éxito no solo se vive por la falta de balances entre lo personal y lo laboral; al contrario, es una trampa en donde tanto tiempo con sacrificios nos convierte en adictos a la adrenalina de querer lograr cada vez más.
Uno de nuestros mentores lo explicaba como algo muy sencillo: un emprendedor amateur sueña con lograr su primera venta, una vez lo logra sueña con su primer millón de pesos, y una vez lo logra empieza a soñar con millones de dólares. Así es el ser humano, ambicioso por naturaleza. Lo triste es cuando logras más y más y te das cuenta de que después de todo eso no hay nada, que aunque lograste la supuesta meta, no había una en verdad. En otras palabras, a veces pensamos que emprender tiene una meta final que se cruza como cuando corremos una carrera, pero no nos damos cuenta de que más que una carrera es una montaña rusa, un camino infinito en donde no hay meta que cruzar.
Entonces, como toda montaña rusa, tiene altos muy altos y bajos muy bajos. Hay momentos en los que todo fluye y creemos que estamos lográndolo todo, donde creemos que estamos listos para ser el nuevo Elon Musk (sin exagerar), pero luego llega la caída y esa es la peor bajada que podemos enfrentar. Resulta que cuando vamos de subida, el ego no reconoce cuándo va a caer, y en la medida en que sube más, se infla y crece más. Entonces no se da cuenta de que está por llegar una bajada que nos destruirá en mil pedazos.
Y llega. La bajada llega tarde o temprano y se disfraza de diferentes cosas: falta de runway, trabajadores clave que se van, problemas personales que afectan nuestro negocio, inversionistas que se echan para atrás, clientes que se van donde el competidor, y miles de disfraces más.
Resulta que el emprendimiento es así, una lección de vida constante. He visto founders que ante esas caídas no se recuperan y deciden cambiar radicalmente sus vidas. Mientras que he visto otros que ante tremendas caídas terminan resurgiendo y siendo más fuertes, más humanos, más humildes y también más capaces.
Al final, desde afuera siempre va a ser fácil juzgar. Todos hemos oído comentarios de: “Ahora se cree de mejor familia”, personas conocidas refiriéndose a emprendedores que van bien con su negocio. Y puede que a veces estén en lo correcto y estén juzgando a la versión más egocéntrica de ese ser humano, pero la verdad es que no entienden lo que hay debajo y lo difícil que es manejar ese ego. Mi punto no es defenderlos, para nada; también tengo amigos emprendedores que ya no son amigos cercanos porque se volvieron insoportables con las ganas de parecer que todo lo saben. Pero yo sé que pronto volverán con una historia de una caída de la que aprendieron infinitamente y yo también aprenderé y dejaré de juzgar.
Y ahí es donde vuelvo a mi caso. El síndrome del impostor a veces me traiciona y vuelve cualquier logro en algo que me da cringe, y entonces me encuentro en una trampa en donde me repito en mi cabeza: hay que fracasar más, porque solo de los fracasos se aprende. Es como si me hubieran inyectada la teoría del growth mindset y se me olvida de a ratos hacerme cargo de los éxitos y aprender a manejar el ego de estos mismos. Ahí es donde viene el aprendizaje real ahora.
Entonces, aquí estoy exponiéndome, haciendo que esa comodidad con el fracaso sea menos cómoda, y aprendiendo, en cambio, a aceptar cuando algo sale bien. También a no conformarme ni creer que ya logré algo suficientemente importante solo porque los demás me dicen que “lo logré”.
Gracias a GPT y al que hizo viral ese prompt. La verdad es que, por más cliché que suene, terminé interiorizando conversaciones que tengo con mi terapeuta y con muchos de los founders con los que trabajo. Gracias a esos founders que, en sus altos y bajos, me comparten un poco de cómo manejan ese ego. Y gracias a quienes vuelven a leer estos posts.
Muy interesante!
¿Y si el éxito no es el final del camino, sino la llegada a un mirador más alto y con vistas más amplias?
El 'vacío' que se teme puede ser, en realidad, el espacio fértil de la libertad y la elección consciente. El 'quién eres' se expande; no se anula. Eres la suma de tus experiencias, ahora con la capacidad de definir el próximo capítulo con mayor sabiduría y autenticidad, quizás buscando un tipo de 'éxito' que resuene aún más profundamente con tu ser evolucionado.