El espejo del emprendedor
Así como los perros se parecen a sus dueños, las startups son la representación viva de sus fundadores. Trabajando con cientos de emprendedores, he visto cómo las startups heredan lo bueno y lo malo de los founders. Hay startups que, aunque son "lean", también tienen mucha estructura y orden, porque el fundador es extremadamente organizado y cuadriculado. Otras, en cambio, cambian de repente sin explicación, lo cual refleja la personalidad del fundador a nivel personal.
El otro día, buscando libros diferentes, libros que no fueran sobre startups ni relacionados con mi trabajo, me encontré con “Your Dog is Your Mirror” de Kevin Behan. Aunque no lo compré, leí una parte y lo hojeé por encima. El libro explica cómo nuestros perros reflejan mucho de quienes somos, no solo físicamente, sino también en su comportamiento. Si un perro es nervioso, tiene miedo de salir a la calle y muestra ansiedad, está somatizando lo mismo que su dueño, probablemente una persona ansiosa e insegura.
¿Alguna vez han notado que hay perros que saludan a todos los perros en la calle y son súper amigables, mientras que otros los odian, gruñen y se alejan? En mi caso lo he observado: mi hermano tiene un border collie hermoso y noble como él, pero también asocial y antipático cuando no conoce a las personas. Por el contrario, uno de mis perros se parece mucho a mi esposo, con quien pasa más tiempo. Es súper amigable y lleno de energía, quiere saludar incluso a los extraños. Bueno, lo mismo me pasa a mí: mi perra, que se parece más a mí, es muy mimada y consentida. Y si sigo la misma analogía, puedo decir que Rockstart refleja lo bueno que tengo de ser user-centric, obsesionada por nuestros usuarios: los emprendedores. Pero también refleja lo malo, como lo difícil que se me da construir relaciones en primera instancia con desconocidos, lo que a veces hace que parezcamos antipáticos sin serlo.
Volviendo al libro, aunque iba buscando algo que no fuera de startups, terminé pensando en los founders. Dicen que un perro ansioso no puede ser adiestrado si su dueño no deja de ser controlador e inseguro. Eso mismo pasa con las startups. Una empresa en problemas casi siempre refleja a un founder en problemas, y una empresa sana refleja a founders sanos. No podemos resolver mucho en el negocio si nosotros, como emprendedores, estamos atravesando problemas personales profundos.
Siempre digo que, si alguien quiere conocerse bien y a fondo, solo necesita emprender. Construir algo desde cero es un proceso de vulnerabilidad absoluta, porque uno debe hacer muchas cosas a la vez, construir solo y salir al mercado con un producto imperfecto y mucho por evolucionar. Ese proceso es como salir desnudo ante el público; ver la respuesta del público siempre es desafiante, pero a la vez revelador.
Cuando uno está ahí, vulnerable, con una primera versión de su producto, empieza a enfrentarse a miedos del pasado. En algunos casos surgen los temores al qué dirán, y en otros, el síndrome del impostor. Por eso, construir una startup y mantenerla a largo plazo es tener un espejo para mirarse, pero no en lo físico, sino en lo profundo y personal. Cuando alguien empieza en Rockstart, suelo ser muy ácida y honesta diciéndoles que esto será duro y los llevará a lugares de inseguridades profundas. Puede sonar cruel, pero después de tantas veces viviéndolo personalmente, sé que es así, y que en el camino o uno florece y crece, o se quema por completo.
Asumir retos enormes desde cero puede ser abrumador o energizante. Para algunas personas, el caos del mundo startup no les da energía; por el contrario, los llena de ansiedad y descontrol mental, lo que termina trayendo miedos del pasado, fracasos inminentes y sentimientos de frustración e injusticia. En ese camino surgen muchas preguntas, y hay tanta competencia a tan altas velocidades que solo hay dos caminos: o creces de manera acelerada, a costa de mucho sacrificio, o pasas la peor época de tu vida y puedes quemarte por completo.
Lo paradójico es que nadie está exento de vivir esos fracasos. Parece que todo es blanco o negro: o te da energía, o te la quita, pero no es así. Hay proyectos o retos en el negocio que pueden ser desafiantes y, a la vez, darte mucha energía; mientras que hay otros, igualmente desafiantes, que simplemente te agotan. Ahí es donde entra el espejo. Es en esos momentos de poca estabilidad y muchas dudas cuando uno enfrenta los retos de su negocio y termina viendo sus propios retos personales.
Suena simple contarlo, pero ver los problemas de frente, cuando uno se observa en el espejo que es la startup, es extremadamente doloroso. Uno cree que, cuando todo va en ascenso, ya no habrá caídas, pero justo en la cúspide es cuando la caída se avecina y duele más que nunca. Prepararse para eso es casi imposible; lo único que uno puede hacer es entender que hay un poder muy grande en este proceso: todo el proceso de la startup es el mismo proceso de lo bueno y lo malo del founder.
[Mi forma gráfica de la startup como un espejo que refleja todo del founder]
Hay que optar por mirarse mucho al espejo y ser consciente de lo que hicimos bien en las subidas, qué techo rompimos de nosotros mismos, y en la bajada, qué error cometimos y qué miedo personal nos llevó a esto.
He visto founders que, con el tiempo, se han convertido en unos auténticos cracks aprendiendo de sí mismos. Al igual que en el mundo de los negocios, donde un buen líder es quien sabe reunir información, tomar decisiones difíciles y guiar a otros, como describe Andy Grove en High Output Management, este proceso también aplica a nivel personal. Los emprendedores más exitosos son aquellos que aprenden a mirar hacia adentro, a captar las señales de su propio ser y a utilizar esa información para tomar decisiones difíciles sobre sí mismos como personas y como líderes. Este proceso de autoconocimiento les permite construir un espejo consciente, donde pueden reflejar sus fortalezas y debilidades, y así actuar con mayor claridad y eficacia.
Este proceso no solo es fundamental para el crecimiento personal del founder, sino también para el éxito de su equipo. Un líder que ha aprendido a manejar sus propias inseguridades y fortalezas es capaz de ser coherente en sus acciones y decisiones, mostrando consistencia entre lo que piensa, lo que dice y lo que hace. Al ser coherente con su visión y valores, puede guiar a su equipo de manera más efectiva, empujándolos hacia el crecimiento y la innovación, como un coach que sabe cuándo dar un empujón y cuándo dejar que otros tomen la iniciativa. Al final, un buen líder emprendedor no solo es un experto en tomar decisiones difíciles, sino también en inspirar y acompañar a su equipo en su propio viaje de crecimiento, desde el ejemplo de la vulnerabilidad propia.
Gracias a los fundadores y fundadoras que me han enseñado sus espejos con lo bueno y lo malo que estos tienen. Gracias por obligarme a construir mi propio espejo. Y gracias a quienes después de varios blogs que he escrito, siguen leyendo mis reflexiones existenciales y metafóricas de los founders.