Burnout: El ritmo startup no es el ritmo de vida
Todos sabemos que emprender y trabajar en el mundo startup es un ritmo exigente y acelerado. Cuando el tiempo y la agilidad son la ventaja competitiva más grande que tenemos, podemos llegar a obsesionarnos con querer hacer más y querer alargar nuestros días. Si analizamos los casos de startups que crecieron y cambiaron una industria logrando competirles a los grandes líderes de toda la vida, veremos que la recursividad y la agilidad en la construcción de startups son dos recursos claves que les permite llegar a ser números 1 en una industria que por años fue liderado por otros; y sino que lo diga nubank que hoy le da la pelea a todos los grandes bancos y en menos de un tercio del tiempo de estar en el mercado.
Ahora, cuando un fundador entiende que en el tiempo hay magia y hay un secreto enorme para crear barreras de entrada, suele obsesionarse con trabajar más. Tengo que admitir que esto me aterra, pues yo no disto mucho de este comportamiento y puedo ser una persona que trabaja desde muy temprano hasta que tenga que terminar, de lunes a viernes y si es necesario los fines de semana y festivos. Digo que me aterra porque mientras crecía vi a mi mamá en el mismo ritmo, una mujer que trabajó en la industria petrolera toda su vida en un momento de mucho machismo, pocas mujeres en la industria y ella destacándose en cargos hasta de vicepresidencia por su talento y sobre todo por su compromiso y exigencia. Cuando la veía no entendía por qué se exigía tanto y por qué pasaba tan poco tiempo en la casa.
Ahora, mucho años después me veo reflejada en ella y veo a cientos de founders en el mismo camino: trabajando sin descansar y sin parar. ¿Será eso lo que cuesta el éxito? En definitiva no es una pregunta que tenga una sola respuesta, pues habrá quienes con poco tiempo al día pueden crear cosas exitosas y vidas afortunadas. Lo único que seguramente si encontraremos en común dentro de las posibles respuestas a estas preguntas será la disciplina.
En Rockstart tenemos un espacio al que llamamos “Boards” y son grupos de juntas privadas entre nuestros founders en dónde poco se habla de las compañías y mucho se habla de los fundadores, es un espacio en donde no queremos venir a fingir ni a medirnos versus los demás, sino un espacio para hablar entre pares que tienen miedos y problemas muy similares. En estos boards mensuales ponemos temas para conversar entre founders como: el balance entre emprender y la familia, o cuándo dejar de acelerar el crecimiento, o el burnout, o muchos otros. En el board que hablamos de burnout tengo que admitir que no pude evitar llorar después de terminarlo.
Ese día nos reunimos en grupos de 5 a 6 fundadores y juntos conversamos de los momentos en los que nos hemos sentido quemados. Uno de los líderes de estos boards inició rompiendo el hielo con una frase tipo: “Yo no soy quien para hablar de cómo resolver esto, pues he vivido el burnout, sufro de ataques de pánico y hoy en día me tengo que medicar por esto”. Solo con esa breve introducción yo quedé fría y a la vez me vi reflejada en él. Este fundador es uno de los que más admiro, es ese que no solo considero mi amigo sino que se convirtió en mentor de vida a quien le pido muchos consejos y es un ejemplo a seguir.
Esta persona, además de ser admirable, es un fundador que parece frío, parco y algo escéptico en cosas pero siempre tiene todo bajo control, cumple sistemáticamente las metas que se pone y hace cosas que uno ni siquiera logra entender cómo las hace. Verlo hablar así en ese board, de manera tan honesta y conectando con su realidad sin necesidad de fingir, me hizo admirarlo más. A veces pensamos que los que van más adelante o los que cumplen grandes objetivos no tienen esos problemas que parecieran algo mundanos.
Entonces, el board continuó y desde allí todos empezaron a contar las historias de terror que habían vivido por ese afán de crecer sin parar que se habían llevado a su vida personal. Hablamos de divorcios dolorosos por falta de tiempo del founder, hablamos de mamás y papás que sentían no conocer a sus hijos porque la startup no les daba tiempo, hablamos de otros que ni siquiera se han atrevido a tener hijos porque saben que son workaholics, hablamos de escenarios de pánico, depresión, psiquiatría, desórdenes alimenticios y mucho más. En todas las conversaciones encontraba un pedazo de mi, de mi niña interior diciéndome: Aunque los admires, no puedes ser como ellos en esto, ¡en todo lo demás si!
Es ahí donde surgen esas grandes preguntas: ¿Será que uno puede llegar a construir cosas enormes sin exigirse más tiempo que los demás?, ¿Será que para crecer y construir cosas enormes se necesitan horas extra?, ¿Cómo se crea un balance?, ¿Cómo se pone uno los límites a uno mismo? No tengo idea, no he encontrado las respuestas a estas preguntas y no sé si algún día lo haré.
Cuando el board se terminó, muchos estábamos algo devastados y hasta llorando pero también nos sentíamos liberados con el solo hecho de hablarlo y ver que a los demás también les pasa. Ya en conversaciones uno a uno terminé de entender todas esas historias y oyendo a todos estos founders y sobre todo, a quien lideró esta conversación entendí que hay una mentira que nos contamos en el mundo startup: “la vida personal tiene que llevar el mismo ritmo que el de mi empresa” y no es así. Si ponemos las familias, las personas, los matrimonios y las vidas personales en un ritmo acelerado como ponemos nuestras startups, acabaremos quemándonos.
En otras palabras, lo única respuesta que he encontrado a estas preguntas es entender que como emprendedores (y como cualquier persona) tenemos dos vidas paralelas que a veces se cruzan: la vida como fundador y la vida como ser humano. Si lo vemos como dos vidas, veremos que el fundador es como un zipper o una cremallera que unen los caminos de un mismo ser, pero no podemos mantenerla tan cerrada y tanto tiempo abrochada porque nos sofocamos. Así, entendemos que el hogar, los hobbies y la familia son lugares seguros para descansar la cabeza, pero si queremos que funcione necesitamos separar por unas horas esa otra vida de emprendedor, de lo contrario no funcionará y no estaremos presentes.
[Mi forma gráfica para entender ese balance para saber como founder cuando abrir el zipper y no sofocarse hasta llegar al burnout]
Es muy paradójico lo que sucede en estos ritmos. Por un lado hablamos de juegos de largo plazo, donde las inversiones y las startups necesitan de una mentalidad para aguantar y construir por años. Pero del otro lado, tenemos afán y entramos en ritmos de crecimiento acelerado que nos hace preguntarnos cuándo llegarán los resultados. Al final, los resultados vendrán de saber cuándo acelerar y cuando calmar las aguas y para esto requerimos claridad mental como fundadores y como líderes. Esa claridad mental viene de nuestra vida personal y de poder disfrutarla sin sofocarla y amarrarla a nuestra vida emprendedora.
Gracias como siempre a los fundadores que me ponen entre espada y pared con preguntas trascendentales y muy personales. Pero sobre todo, gracias a este fundador que lideró este board y fue honesto, no se mostró súper héroe, por el contrario fue vulnerable y me permitió entender el efecto de la cremallera que ahoga si no se separa en los momentos personales y él sí que lo ha entendido a golpes porque tiene una familia linda que cuidar y una cabeza que mantener en calma.